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viernes, 29 de marzo de 2013
DISCURSO PRONUNCIADO EN SPEH, 2008
DISCURSO PRONUNCIADO EN MAYO DE 2008, EN EL ACTO DE PROMOCIÓN DE LOS ALUMNOS DE 2º DE BACHILLERATO. COLEGIO SPEH.
Señores Directores, apreciados compañeros, padres y familiares que hoy nos acompañáis, queridos alumnos, buenas tardes.
Al iniciar la reflexión sobre cuál sería el contenido de mi intervención, respiré aliviado al descartar una serie de pesadas y agotadoras opciones: ni mis compañeros esperan que me extienda en un análisis del complejo panorama que las novedades legislativas que en materia educativa se nos plantean, ni mucho menos que entre a valorar las posibilidades reales de que nuestros gobernantes es decidan a abordar la educación al margen de sus propios intereses partidistas.
Creo que tampoco ustedes, padres y familiares, esperan que en estos momentos de nervios y satisfacción, les dirija ningún sermón sobre lo difícil que es educar a los hijos y lo complicado que es convivir con los adolescentes.
Lejos de estériles debates sobre a quién le corresponde más la responsabilidad del éxito o fracaso educativo de nuestros hijos, hay que defender esta tesis: “En Europa, como en el corazón de África, para educar a un niño hace falta toda la tribu".
Y vosotros, tampoco hace falta que disimuléis vuestra escasa disposición para que yo os suelte ninguna lección, especialmente si fuera magistral.
Ya veis que la cuenta atrás ha llegado a su fin. Tantos días marcados en el calendario, tantas veces como habéis ido anotando en la agenda los días que faltaban para que el curso acabara, extenuados cómo estáis de tanto trabajo, de tantas horas de estudio, de tantos exámenes, especialmente los de recuperación, de tanto tiempo dedicado a la elaboración de mini esquemas monográficos ( mal denominados “chuletas”)… finalmente he aquí que nos encontramos, en plena ceremonia de Promoción, del final de vuestros estudios de Bachillerato para unos y del Ciclo Formativo Superior de Administración y Finanzas para otros.
Ahora que os veo, protagonistas de este Acto, tan quietos y en silencio… permitidme que os explique algo.
Me parece ver sentado entre vosotros a un viejo alumno de SPEH. Pensad en un joven adolescente que a los 14 años había conseguido el récord de suspender todas las asignaturas del curso durante dos años seguidos.
Aquel mozalbete había llegado al final de la antigua EGB sin demasiados éxitos pero tampoco grandes cateadas. Hasta llegar al último curso: el 8º. Entonces sus profesores no dudaron en calificarle de inútil total, incapaz absoluto y vago contumaz.
La repetición de curso fue un calco aumentado del fracaso del curso anterior. Aquel alumno se pasaba las horas mirando tras la ventana, decorando las páginas de los libros y garabateando versos de adolescente enamorado. Realmente aquel era un alumno extraño al que castigaban más por leer novelas en el patio que por dejar todos los exámenes en blanco.
Cuatro meses antes de finalizar el curso sus profesores le dieron el suspenso final por anticipado y él se puso a trabajar de camarero en un bar.
La apasionante carrera laboral de aquel mozuelo en el mundo de la hostelería quedó truncada tras una entrevista de sus padres con el Sr. Jordi Bladé.
En septiembre empezaba 8º por tercera vez y ahora, además, interno; bajo el control de un jovencísimo Sr. José Luis.
A los pocos meses, fue enviado a Dirección junto a otros jovenzuelos. Allí fue cuando conoció al Fundador de este Centro: el Doctor D. Antonio Hernando Fierro.
El Doctor Hernando, hombre de mirada profunda, serena sonrisa, porte majestuoso, palabras claras y concisas mostró un papelito con la lista de los encausados. Tras volver a introducirla en su bolsillo les advirtió que si volvía a ver uno de esos nombres escrito de nuevo, le obsequiaría con una larga temporada de vacaciones en casita…
En contra de lo que se podría presuponer, no sólo no hubo jamás nueva ocasión para que se cumpliera la amenaza, si no que desde ese curso aquel deshecho estudiantil, prototipo máximo del fracasado escolar, no volvió a suspender más.
30 años más tarde, reconvertido en Diplomado en Magisterio, Licenciado en Geografía e Historia y Máster en Psicopedagogía, aquel alumno al que entreveo sentado como uno más entre vosotros lleva más de 20 años entregado a la dura y noble tarea de la docencia en esta casa, en el SPEH. Y aquí estoy…
A algunos de los responsables de este milago los conocéis bien y se encuentran hoy aquí sentados a a vuestra izquierda: Sr. Carol, Sr. Bañeres, Sr. de la Fuente , Sr. Gámez, Sr Tienda, Sr. Segura, Sr. Sánchez, Srta. Estruch, Srta. Agulló… otros, sentados en tribuna de honor allá en el cielo, como el Doctor Hernando, Don Ángel Giner, Don José Antonio Trigo, Don Eduardo Aldeguer.
Durante décadas, el equipo docente creado por el Dr. Hernando Fierro, con los señores Bladé, Giner, Segura, Hugas, Ortega, Benzadón al frente y las siguientes incorporaciones, han acometido el objectivo de satisfacer una doble exigencia, en principio, antagónica: conseguir la formación de alumnos perfectamente adaptados a las exigencias académicas de la sociedad a la vez que la atención a aquellas necesidades especiales propias de la gran diversidad del alumnado.
A pesar de las múltiples reformas educativas que los diferentes Gobiernos se obstinan en instaurar cada vez que llegan al poder, encaminadas a combatir el llamado “fracaso escolar”, la realidad es terca y así, junto a la selección de los alumnos más brillantes, asistimos a la implacable segregación y marginación del sistema escolar de los alumnos con más dificultades.
Desde su inicio, SPEH apostó por este tipo de alumnos. Un aspecto que nadie tendría que olvidar es que estos alumnos son malos alumnos, sí, pero son nuestros malos alumnos, nuestros hijos, nuestros familiares o nuestros vecinos: forman parte de nosotros.
De aquí nuestra responsabilidad colectiva hacia ellos.
Vuestra etapa de alumnos en SPEH finaliza, pero la de alumnos de la vida prosigue; y de tal manera, creedme, que esa condición de constante aprendiz finaliza sólo con la muerte.
La buena educación, la que vuestros padres y profesores nos hemos esforzado en ofreceros no está orientada tanto a que seáis los mejores estudiantes, aunque sí mejores estudiantes, como a que seáis mejores personas. Los retos académicos nos obligan a entrenar estrategias de aprendizaje, pero especialmente nos obligan a desarrollar nuestras virtudes personales.
Mal que nos pese a los profesores, señalaba Albert Einstein que la educación es lo que nos queda después de haber olvidado lo que se ha estudiado en la escuela.
Los alumnos tenéis una tendencia innata a olvidar el 90% de cuanto os decimos los profesores, pero aprendéis al 100% de todo cuanto hacemos. Esa es una de las más peligrosas y nobles de las responsabilidades de los educadores: ser modelos de vuestro implacable juicio.
Nosotros, los malos estudiantes, los que en un momento de nuestra vida hemos hecho del suspenso un hábito, hemos encontrado en esta casa la posibilidad de enfrentarnos a la más dura y atractiva de las asignaturas: el conocimiento de uno mismo. ( quién soy, quién quiero ser; cómo soy, cómo quiero ser).
Uno de los grandes fundamentos de la práctica educativa del Dr. Hernando es el del “amor pedagógico”: Educar es amar, esto es: partir de una previa aceptación del alumno tal como es; Amar es saber encontrar lo positivo en el otro, valorarlo y potenciarlo.
Amar es ayudar a corregir al máximo todo lo corregible; enseñar a ser cada uno quien es con las habilidades y estrategias para irse perfeccionando a lo largo de la vida.
Esa tarea de educar personas para ser y actuar en sociedad tiene una componente ética que se escapa de la simple enseñanza de asignaturas.
Sois alumnos extraordinarios. Y lo sois porque sois personas extraordinarias. Cada persona es una creación única e irrepetible. Cada uno de vosotros posee un repertorio inmenso de defectos, sí, pero también de virtudes.
Junto al listado de dificultades o discapacidades en algunos aspectos, también poseéis un listado de potencialidades, de competencias, de aquello que algunos denominan “islas de capacidad”.
El problema es que no siempre las detectáis o desarrolláis suficientemente.
De ahora en adelante, ya tenéis DEBERES : seguir descubriendo, entrenando y potenciando las mejores calidades y habilidades que poseéis.
De ahora en adelante, ya tenéis DEBERES : seguir descubriendo, entrenando y potenciando las mejores calidades y habilidades que poseéis.
Unos lo pondréis a prueba prosiguiendo los estudios, otros afrontando las duras obligaciones del mercado laboral.
En cualquier caso no olvidéis nunca que el valor de cada alumno, de cada persona, siempre sobrepasa la simple evaluación de su rendimiento académico.
Las personas no se pueden reducir a sus simples y ocasionales resultados.
Algunos de vosotros, quizás llegasteis aquí con un cartelito colgado del cuello:
“Soy un alumno problemático”.
Las personas no se pueden reducir a sus simples y ocasionales resultados.
Algunos de vosotros, quizás llegasteis aquí con un cartelito colgado del cuello:
“Soy un alumno problemático”.
A quien os pregunte respondedle: No hay alumnos problemáticos; lo que si hay son alumnos con más problemas que otros, cada alumno es un reto profesional para sus educadores, no “un problema”.
Situados fuera de la imperante lógica utilitarista, hay una serie de indicadores que además de la eficiencia académica o laboral nos desvelan con más exactitud la valía de cada persona.
¿ A qué indicadores me refiero?
Permitidme una muy breve selección de ellos:
Esfuerzo, sacrificio, gratitud, generosidad, solidaridad, honestidad.
- Esfuerzo:
Es éste un valor que habéis empezado a descubrir últimamente (algunos, en las últimas semanas). Nada valioso hay en esta vida que no se consiga sin grandes dosis de trabajo, constancia y autoexigencia constante.
La vieja pedagogía aseguraba : “aquello que la Naturaleza no da, Salamanca no lo presta”. Es decir, ni la mejor Universidad puede hacer nada por aquellos infelices poco dotados intelectualmente: el que sirve, sirve, y el que no, a trabajar. Siguiendo estas indicaciones me empujaron a sustituir las aulas por el bar…
Pero la sabiduría popular nos recuerda la versión contraria: “El que la sigue la consigue”.
Del esfuerzo y tesón con que afrontamos nuestras tareas nace el éxito o el fracaso.
En palabras de Mahatma Gandhi: “ Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.”
- Sacrificio:
Uno de los peajes más caros con que pagamos nuestra libertad es el de estar condenados a elegir, a decantarnos por una opción y abandonar otras ( habitualmente más placenteras). Además del esfuerzo, hemos de estar dispuestos a sacrificarnos, a renunciar a todo cuanto nos aparta de nuestros objetivos. El sacrificio en nuestros trabajos, en nuestra vida no es fruto de ningún castigo, sino de nuestra propia responsabilidad.
- Gratitud:
Sed agradecidos: todos estamos rodeados de personas a quienes debemos reconocer nuestra gratitud. No seáis avaros en demostrar agradecimiento. Recordad especialmente a cuantos os han ayudado no porque os lo merecierais, sino porque lo necesitabais. Vuestros padres, pero muy especialmente los profesores de SPEH, sabemos que las disculpas de vuestros fallos y las ayudas a vuestras dificultades no siempre pueden esperar a que os las hayáis merecido.
- Generosidad:
Objetivo fundamental de la inteligencia es asegurarnos la felicidad. Pero nuestra felicidad no es realizable sin la felicidad de cuantos nos rodean. Satisfacer mis necesidades pasa por la justa y solidaria tarea de hacer posible la de los demás.
Mis necesidades son las mismas que las de los demás: todos necesitamos una sonrisa, una mirada, unas palabras de ánimo, una felicitación, un perdón, una segunda oportunidad.
Los niños están más atentos a recibir, los adultos lo estamos a dar. Allí donde estéis procurad satisfacer esas necesidades en los demás y seréis más felices.
- Solidaridad:
Ninguna desdicha, ningún dolor de nadie os sean ajenos. Pocas emociones hay que hagan a una persona más digna que la compasión: hacerme cargo de los sentimientos y necesidades de los otros, sentir en mi carne el dolor y la alegría de los demás. Más indignante que las catástrofes naturales son las injusticias humanas. No permitáis que la indiferencia o la desidia os hagan cómplices de ellas.
Como jóvenes estáis obligados a ser rebeldes.
No renunciéis a la rebeldía, No renunciéis a criticar todo cuanto en esta sociedad significa un ataque a la dignidad humana. Pero no os quedéis en las críticas. Disponeos a cambiar el mundo, vuestro mundo. Pero empezad por cambiaros a vosotros mismos.
- Honestidad:
No engañar a los demás está bien; no engañarse a uno mismo está aún mejor. Ser honestos significa ser capaces de pensar lo que hacemos y hacer lo que pensamos. Todos tenemos derecho a cometer errores, los adolescentes más aún, pero peor es la equivocación que consiste en no poner la intención o los medios para corregirlos. Los hombres somos débiles, pero reconocer nuestros errores y esforzarnos en corregirlos nos fortalece.
Estos valores los vais a necesitar en vuestro equipaje personal, especialmente ahora que os disponéis a realizar un largo viaje.
Vais a viajar a Itaca, la patria de Odiseo. Los dioses le habían castigado a vagar por los mares afrontando mil contrariedades. Duras pruebas jalonaron su travesía hasta llegar finalmente al puerto deseado. Los héroes no nacen: se hacen, se construyen en su lucha contra las adversidades que la vida les deparan.
Pero no olvidéis que nuestros peores enemigos, los peores cíclopes dispuestos a devorarnos o las dulces sirenas dispuestas al engaño, los llevamos en nuestro interior, en nuestras debilidades.
En este viaje a Itaca, de la que nos habla el poeta Konstantin Kavafis, con la música de LLuis Llach, vais a mantener una constante lucha contra lo peor de vosotros mismos en pugna contra vuestras mejores virtudes.
Vivir es una evaluación constante: las dificultades, los fracasos, los retos nos miden con nosotros mismos. Sed autoexigentes, no busquéis disculpas para no luchar por vuestro mejor YO posible.
Ahora sí, estimados alumnos, ahora ya os toca partir, rumbo a nuevos puertos, rumbo a vuestras “Itacas” personales. No tenéis que tener ningún miedo.
Aquí estamos vuestros maestros; las puertas de SPEH siempre están abiertas, siempre podréis contar con estos maestros que hasta aquí os hemos acompañado.
¡¡Buen viaje!!
Aquí estamos vuestros maestros; las puertas de SPEH siempre están abiertas, siempre podréis contar con estos maestros que hasta aquí os hemos acompañado.
¡¡Buen viaje!!
martes, 26 de marzo de 2013
¡ HOLA !
Me siento como un niño al dar sus primeros pasos. Vacilante e inseguro, me faltan kilómetros de rodaje, en estas lides internáuticas; pero me sobran ganas de aprender.
En este espacio quiero compartir mis experiencias y mis ilusiones, mis coincidencias y discrepancias, especialmente en el mundo educativo.
Ahora que me quedan pocos meses, escasas semanas, para enrolarme en ese desmilitarizado ejército de parados, quiero no quedarme callado y adentrarme en los retos que la educación supone en este país, antes llamado España.
A todos cuantos alguna vez me leáis o sigáis: Gracias.
En este espacio quiero compartir mis experiencias y mis ilusiones, mis coincidencias y discrepancias, especialmente en el mundo educativo.
Ahora que me quedan pocos meses, escasas semanas, para enrolarme en ese desmilitarizado ejército de parados, quiero no quedarme callado y adentrarme en los retos que la educación supone en este país, antes llamado España.
A todos cuantos alguna vez me leáis o sigáis: Gracias.
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